Desde la reforma constitucional del 94, a Venado, entre la mayoría de los Municipios de la Argentina, le están debiendo la Autonomía Municipal. Más de una década.
Entonces es hora de iniciar esa reformulación del Estado Municipal, para transformarlo en la herramienta de desarrollo y proyección de la Ciudad.
Debemos instalar el tema en la agenda de los asuntos de Estado, más allá de cualquier ideología, so pena de seguir relegando la organización del mismo a las condiciones del siglo y del milenio pasado, cuando las transformaciones sociales, económicas, y de integración reclaman otra cosa.
Que es lo que lograríamos con la implementación de esta Autonomía Municipal: Pues bien, muchas cosas. Entre ellas, la facultad de elegir nuestra propia forma de gobierno, la de recaudar impuestos, y la de dictar leyes de ámbito local. La de contar con un Tribunal de Cuentas elegido democráticamente, la de fijar las fechas de elecciones desplazadas de las provinciales o nacionales para no hacer pesar el efecto arrastre e independizar a los candidatos locales a su capacidad y conocimiento entre sus vecinos. La posibilidad de fijar las Concejalías conforme a representatividad barrial o del ejido municipal. La incorporación del referéndum, la consulta popular. En definitiva, la posibilidad cierta de que la participación ciudadana cercana haga al fin del Estado Municipal, cual es el de fomentar y lograr bienestar general.
Sin dudarlo, tiene que ser una prioridad estratégica para nuestra Comunidad. Es hora de buscar nuevas formas de organización del Estado y de la administración de lo público, para que el mismo esté más cercano a la gente y podamos resolver mejor los problemas.
Por otra parte, debemos partir con el conocimiento claro y preciso de que no es un planteo utópico ni de cerca. Ya hay en el país varias ciudades que cuentan con su autonomía, por caso Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn. Son decisiones políticas concretas y actuales. La Autonomía Municipal no es la panacea, ni la solución a todos los problemas y carencias actuales. Es una nueva forma organizacional que acerca el poder estatal a sus bases.
En definitiva, tenemos que sentar los cimientos para que la participación pública sea efectiva y se convierta en un mecanismo para redistribuir el poder en la estructura del Estado.
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