miércoles, mayo 30, 2007

Otra vez en la vía... - Publicado en Diario EL INFORME 30-05-07


Transitando, inevitablemente, por las rutas argentinas que mencionábamos en anterior publicación, encontramos, con inocultable alegría por cierto, que en la vecina Firmat no cuentan ya tan sólo con el puente peatonal sobre el trazado de la ruta nacional 33, sino que, celosos de la vida de los ciudadanos de la comunidad, han instalado también dos lomos de burro en la misma, con un efecto realmente agradable al paso del caminante. Es solo apostarse unos minutos en la banquina, y observar la notable disminución de velocidad de autos y camiones.
Camiones, que con ellos es esta vez el análisis.
En este andar pausado pero constante por diversas trazas viales de la provincia y de la nación, es imposible no hallar largas filas de camiones, encolumnados, a velocidades bajas, sin dejar espacios entre vehículos, como para permitir el sobrepaso de los conductores que se van agolpando uno tras otro ante la imposibilidad de lograr un pequeño avance en el que no se ponga en juego la vida en el intento.
Estos grupos compactos, homogéneos, de motores, conductores y cargas, en definitiva, parecen trenes. Trenes sobre la ruta.
Y esto nos hace reflexionar, intentar tener un panorama general, y con nuestras limitaciones, superficial, del tema.
Y entre tantas cosas que lamentamos todavía, hallamos en el arcón de los recuerdos el nefasto dictámen: Ramal que para, ramal que cierra.
Y así perdimos la capacidad de transporte de millones de toneladas de nuestra producción por una vía económica y segura, y debimos sobrecargar irracional y homicidamente, si la palabra existe, nuestras rutas concesionadas o no.
Esto, además de estas breves contingencias, influyó en la actual realidad sindical que coloca a los agremiados en las filas de este sector, en la condición de los más fuertes de la clase trabajadora, lo que más allá de discusiones ideológicas, expresa claramente el perfil productivo del país en el presente: Mero productor de recursos primarios para el primer mundo, símil patria sojera.
Entonces, recordamos aún, el apotegma fundacional de la actual administración nacional en sus comienzos: Aplicar los principios keynesianos en nuestra economía, fundamentalmente dando impulso a la obra pública.
Y podremos entonces pensar en voz alta la alternativa de apoyar con más firmeza desde la comunidad, la construcción de autovías en las dos rutas nacionales sobre las que nos asentamos, y por que no, impulsar la rehabilitación de aquellos ramales que le dijeron adiós a las locomotoras de antaño, y junto a ellos a incontables pueblos esparcidos por nuestro amplio territorio, que vieron su muerte anunciada junto al último vagón que partía en busca de su decretado descanso final.
Esta es, desde ya, una de las causas del crecimiento demográfico de nuestra ciudad: La muerte de pueblos de la región. No es motivo de orgullo.
Y aquí, no deja de caer al dedillo la palabra de aquel incunable, leal y fiel transportista rosarino, que en su limitado pero experimentado lenguaje, expresaba: Por más que digan, lo importante es manejarse con cuidado…

Manuel Herbas
http://manuelherbas.blogspot.com