viernes, junio 01, 2007

A sumirnos en asumirnos

Es una buena forma de iniciar este maravilloso proceso de selección que se acerca de modo inexorable en el calendario, es decir, la elección de nuestro próximo administrador y la gente que se encargará de controlar su gestión y a la par elaborará el marco normativo en que habrá de desenvolverse. En buen romance, los candidatos a Intendente y Concejales que resultarán ungidos en las primarias abiertas obligatorias del 1° de Julio.
Prima facie, nos parece necesario hacer un desarrollo mínimo del devenir de Venado Tuerto desde su inicio como avanzada de la etapa fortinera, con la posterior afluencia de comunidades de los diversos sitios del mundo que buscaban labrar un futuro por estos lares. Irlandeses, tanos, gallegos, turcos, alemanes…Lo que somos.
A la vez, se fueron formando las grandes estancias de las que la ciudad pasó a ser proveedora de insumos, conformando así el papel de almacén de ramos generales de los grandes terranientes, y de la incontable cantidad de personal que ocupaban por aquel entonces.
El país se industrializaba, de la mano de estadistas de diversa ideología, por nombrar un par, Perón y Frondizi, y el pago chico no era ajeno a esa realidad: La industria local crecía, y era común ver, junto a ellas, la radicación de cientos de pequeños talleres, los cuales si no a jornada completa todos, trabajaban en la elaboración de piezas y reparaciones secundarias de las grandes fábricas. El desarrollo era una posibilidad palpable, como en otras ciudades de la provincia. Rafaela, Las Rosas, El Trébol, estaban en la misma tónica.
Otros estadistas definieron otro modelo, y una, o varias veces en el poder, al que accedían mayoritariamente en forma ilegítima, lo aplicaron. Y a Venado lo quebraron. Lo vaciaron de sueños y trabajo, y Venado sobrevivió como lo que había sido, el almacén de estancias.
Hoy, ese modelo, esencialmente conservador, puede ser transformado. Los ingredientes son otros, los ciudadanos somos otros, las necesidades son otras, y la conciencia obligadamente madura.
Podemos pensar una gestión transparente. Podemos reclamar una gestión eficaz. Podemos participar desde los diversos ámbitos en su construcción. Lo merecemos como habitantes de esta comunidad.
A poco de revisarnos, vemos no poco por mejorar. En cada lugar, en cada sitio en que nos toque desenvolver, seguramente hay algo para enfrentar, resolver, y transformar. Una prebenda, una actitud clientelística, una presión, son hechos que deben merecer la reprobación sin miramientos. Porque generan indignidad y la vez nos coloca en la deplorable condición de ciudadanos de segunda en el propio terruño.
Qué hermosa oportunidad que brinda la democracia, para seguir tratando de mejorar la sociedad esta en la que nos tocó vivir.
Este Venado nos urge, nos convoca, y nos requiere. Elijámoslo, eligiendo con conciencia, con análisis. Y sobre todo dignamente. Lo merecemos.

Manuel Herbas
http://manuelherbas.blogspot.com

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